domingo, 10 de diciembre de 2017

Stanley White. Como dirigir a una tropa. 1940

Cuando uno lee toda la información y todos los consejos que se facilitan en los múltiples libros, manuales o foros, la sensación que puede quedar a cualquier persona normal es la de:
“¡Madre mía! ¡Yo no soy capaz de hacer todo esto!”
Y es verdad. Si alguien consiguiera de verdad manejar una tropa scout teniendo en cuenta todo lo que se dice o recomienda, tanto él como su tropa serían de otro mundo. Demasiado perfectas para ser terrenales.
Y es que ningún libro puede pretender decir a todos los scouters qué es lo que tiene que hacer en todas las circunstancias que se presentan. Cada tropa es diferente y seguirá siendo así mientras cada muchacho también lo sea. Los protocolos estrictos no tienen cabida en el escultismo. No podemos, y por tanto tampoco deberíamos pretenderlo, conseguir una tropa que funcione como una maquinaria de relojería, donde todo funcione de acuerdo con sencillas directrices. El escultismo es algo muy personal y cada uno debe manejar su tropa de acuerdo con sus propias habilidades y las necesidades de los chicos.
Es necesario dar a los chavales la oportunidad de convertirse en las mejores personas posibles. Sirviendo a vuestros chicos servís también a vuestra comunidad. No obstante conviene no tomarse este hecho demasiado en serio. El escultismo es un juego y como tal debe ser disfrutado, tanto por los chicos como por los adultos. Debemos abordarlo con un corazón alegre y un paso ligero. Y si llega el momento en el que no disfrutáis de vuestra tarea…dejadlo. Sin alegría no conseguiréis hacer ningún bien a los chicos, al movimiento…ni a vosotros mismos.
El escultismo tiene una finalidad profunda y perdurable, pero no podemos estar todo el tiempo refiriéndonos a ella ni moralizando. Ni mucho menos dar a conocer a los chicos dicha finalidad encubierta. Los chicos llegan a nosotros buscando emoción y aventura, o por otras muchas razones, pero nunca “para hacer el bien” o “porque es bueno”. Nuestra tarea es darles lo que buscan. Nuestro escultismo debe ser tan emocionante y pleno de aventuras como podamos. Sigamos adelante en nuestras locas expediciones con coraje y sentimiento de proeza.
Estad preparados para echar por la borda todas las ideas preconcebidas y reíros con vuestros chavales. Intentad lo inesperado y agarrad al vuelo cualquier posibilidad de practicar escultismo en condiciones poco habituales. Los scouts os seguirán contra viento y marea si les dais oportunidad. El verdadero liderazgo es una cualidad escasa e innata, pero sus características principales pueden ser adquiridas casi por la mayoría de nosotros.
Ofreced a vuestros chicos un ejemplo que valga la pena, el ejemplo de una persona normal y corriente que da lo mejor de sí para hacer una buena labor. Vivid una vida scout con vuestros chavales. Simplemente sed vosotros mismos y poned vuestra experiencia de vida a la disposición de ellos. Ellos no esperan que seáis un “Admirable Crichton” (ya os hablé de ello en otro artículo, se trataba de un mayordomo perfecto, capaz de improvisarlo todo en cualquier circunstancia), sino que una vez que os hayáis ganado su confianza afrontarán cualquier cosa junto a ti.
La vida es muy divertida. Tratadla como si fuese una gran aventura. Pensad que la tropa no es sino una pandilla de amigos que salen de excursión y tú eres el que lleva el mapa. El camino está ahí y muchos otros lo han recorrido antes que tú, pero cada uno la ruta es nueva y cada grupo de chavales son sus pioneros, con todos los retos y los logros frente a ellos.
La aventura os llama y os espera a cada paso, a cada vuelta del camino, incluso en la calle más oscura de vuestra ciudad. Enfrentaos a los avatares del camino, a sus subidas y bajadas, con buen ánimo y disposición. Trabajad, vivid y reíd con vuestros chicos, y sed vosotros mismos.
No siempre es fácil ser natural, pero es la clave del éxito. Aprended de otros pero no los imitéis. Sed lo mejor que podáis pero preservando vuestra propia personalidad. Los chicos son muy buenos detectando la hipocresía y no se dejan engañar por modales pomposos. No tengáis miedo de cometer errores sino que una vez los hayáis cometido estad dispuestos a admitirlo y aprended de ellos. La confianza de los chicos os dará fuerza para corregir vuestros fallos.
También se necesita simplicidad. El escultismo comenzó por entusiasmo y debería continuar por ese mismo medio. El verdadero deseo es lo más importante y las reglas y organizaciones vienen después. No busquéis complicar el escultismo u os perderéis en una montaña de detalles. Las normas están para ayudarnos, no para entorpecer.
Os enfrentaréis a trabas y decepciones pero no abandonéis. Habrá veces que parecerá que hacemos pocos progresos. No os preocupéis. Sólo cuando la tropa parece ser de primera clase es cuando hay peligro. Mientras luchemos habrá progreso.
Por otro lado…nunca os deis por satisfechos. Siempre hay algo más que podemos lograr. Quizá no veremos los resultados pues tratamos con jóvenes en pleno desarrollo, pero nosotros estamos sembrando. Nuestro trabajo es la siembra de primavera y el tiempo del verano y de la recogida no es para nosotros. Nosotros debemos continuar, y sembrar y transmitir nuestra semilla. Es la tarea que Dios nos encomendó, con la esperanza de que arraiguen en buen suelo.
Tenéis ante vosotros una dura tarea y sin embargo no existe otra que merezca más la pena de realizar. Deberéis soportar el calor y la carga del día sin recibir ninguna recompensa tangible. Y sin embargo la recompensa os llegará cuando vuestros scouts lleguen a ser adultos. Quizá un día podréis echarles un vistazo y deciros a vosotros mismos:
esa persona es mejor por haberme conocido”.
Cuando os digáis eso sabréis que todo ha merecido verdaderamente la pena.